Obviamente, estoy hablando de mis libros, guiones, cómics, frases sueltas, poemas y cualquier palabra empleada en el ámbito creativo. Quiero decir que si aparecen okupas, un maltratador, pandilleros callejeros, alguien que se droga, ciertas tendencias políticas o ideológicas, una creencia en concreto, actos ilegales, determinada actitud o cualquier comportamiento, por poner ejemplos, son atribuibles a esos personajes, lugares o situaciones inexistentes en el mundo real, propios de los relatos o emociones a transmitir; no a mí o al entorno en el que vivo. Pretendo indicar que utilizo las historias de forma libre, imaginativa y no aleccionadora, evitando defender posiciones, con idea de que sean interesantes y diferentes, alejándome de tópicos y sin importar lo que suele estar bien visto, porque el universo puede rebosar de diversidad y favorece la narración.
Este tipo de textos, un wasap quedando con un amigo, una nota en papel o referencias a mis obras en redes sociales no son ficticios.
Parece evidente, pero...
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