Ya sea escribiendo, dibujando, pintando, fotografiando o de una enorme cantidad de maneras, crear se me plantea como un requerimiento interno absoluto. Me resulta bastante difícil de comprender cuando un autor se pasa años sin presentar ningún trabajo y quiero pensar que, aunque no lo muestre, estará haciéndolo en secreto. Yo siempre busco alguna vía para expresar lo que llevo dentro, y si no lo saco al mundo exterior, me pongo a ello en mi entorno cercano o para mí mismo, ya sea de forma voluntaria o no.
Evidentemente, hay que saber lo que uno está desarrollando, documentarse, tener conocimiento del medio, acumular práctica, llevar a cabo una planificación de los proyectos y un montón de tareas supuestamente pensadas muy seriamente y orientadas a dar consistencia y mejorar lo que percibirá el público; pero la realidad es que el interior emocional surge igual que un torbellino. Con independencia del modo en que lo disponga, manda algo que no resulta ser tan objetivo y premeditado como debía.
Para mí, el proceso es totalmente adictivo y primordial, hasta el punto de olvidarme de cumpleaños o posponer pasar el aspirador a la casa para poder dar rienda suelta a los juegos en que se centra mi mente; sin dejar de lado las cuestiones más inmediatas y a mis seres queridos, por supuesto. ¿Te acuerdas de ese día que no te saludé? Aunque es muy posible que mis ojos mirasen hacia donde te encontrabas, mi mente deambularía por la obra que elaboraba en aquel periodo, revisando pormenores con gran pasión.
Quizá me iría mejor ser muy cuadriculado y seguir unas estrategias basadas en tendencias, ciñéndome a géneros y estilos de éxito marcados por los grandes que establecen las normas del mercado o siguiendo estructuras de aceptación general para atraer a cierta gente. Sin embargo, siento la obligación de explorar nuevos territorios, ser original, no limitarme a lo que se supone que haría alguien con un criterio comercial básico para poder sobrevivir, mezclar géneros y utilizar personajes poco estandarizados. No negaré que alguna vez he intentado formar parte del conjunto, ser formal y unirme al rebaño; pero me aburro, y emerge sin excepción la tormenta personal que toma el mando y redirige todo hacia donde ordena mi espíritu de creador auténtico e individual que se aleja del camino oficial, esperando que alguien comprenda que lo diferente es bueno y aporta otras cosas.
Soy un adicto, me obsesiono con todo lo que hago a nivel creativo, incluso podría considerarse una droga cerebral que rige mi universo. Me encanta generar textos e imágenes que construyan realidades nuevas a partir de lo que mueve mi psique, transformando los procesos en experiencias únicas que puedan ser asimiladas por los demás mediante una ficción que emerge de forma natural y me es imprescindible.