El teclado me llama, y tiene un aliado para que le haga los coros.
Ni siquiera he enviado las dos novelas anteriores a editoriales, y debería hacerlo antes de empezar, pero... tengo mono de escribir.
Voy a darme esta semana para mover lo anterior, si soy capaz de resistirme a los cantos de sirena, y luego desapareceré entre las teclas desgastadas y llenas de pelitos de gatos.
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