Podría resultar sorprendente lo bien que encajan las grandes compañías y muchos autores los libros en un género de forma sólida y categórica. En realidad, si está escrita desde el corazón y con cierta originalidad, es muy difícil que una historia no tenga elementos de diferentes ámbitos e influencias. Por supuesto, siempre hay una tendencia predominante, pero cuando es tan fácilmente clasificable como en determinados casos, a mí me resulta sospechoso. Así pues, aunque intento reducir a una etiqueta el contenido de mis libros, siempre añado también una explicación un poco más larga, que sigue quedándose muy corta. Me atrevería a decir que prefiero una buena sinopsis o una portada acertada a un encasillamiento simple y facilitador de la venta.
Luego también está el hecho de que un género parece atraer más si está en determinado idioma. Por lo que sea gusta más "thriller" que "suspense", "noir" que "negro", etc.
Podemos mencionar que estas tres son de terror, suspense, intriga, misterio, historias de miedo o thrillers; pero también podríamos indicar que TODO LO QUE NO DEBÍ HACER es un psicothriller, SUSURROS EXTRAÑOS esconde una trama de un tipo u otro que el lector ha de encontrar y EL RITMO ASESINO trata de una cuestión de cierta índole que lo clasifica de tal modo. Las explicaciones y matices se extenderían prolongadamente si no les pusiésemos freno, revelando contenido y quitándole gran parte del interés al proceso de lectura, que es lo importante. Cierta incertidumbre al comenzar también aporta algo. El descubrimiento personal tiene su valor.
Cada vez soy menos partidario de grandes explicaciones y presentaciones, incluso como lector, pareciéndome más idóneos una buena sinopsis y quizá la lectura opcional de un breve fragmento.
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